top of page

El riff de los suspiros

lucasmorik

Actualizado: 23 nov 2018

Viajamos en el tiempo al Renacimiento para meternos en la piel de alguien que lo perdió todo. Un paisaje melancólico con deseos de libertad que nos propone escapar con todas nuestras fuerzas hacia lo surreal

Fue en abril de 1974 cuando el guitarrista inglés Robin Trower reveló “Bridge of Sighs”, quizás la obra que lo distingue y destaca en el campo del Rock y también el Blues, alcanzando y permaneciendo en el Top 10 de las listas de EE.UU. por 31 intensas semanas. Pero acá no estamos hablando de un músico one-hit wonder, él llegó a este momento con historia y de esta manera comienza a cosechar un futuro marcado por décadas de legendarias canciones, seguramente poco conocidas y, por eso le damos este merecido espacio a su particular estilo.


La última vez que Trower tuvo tanto éxito fue como miembro de Procol Harum, al que se unió en 1967 poco después de que se grabara "A Whiter Shade of Pale", el verdadero hit de este grupo británico de rock progresivo que, como sucedió en tantas ocasiones con bandas de rock, este hit tenía un estilo lento que hasta se podía bailar. Fue un buen inicio donde se pudo comenzar a notar brotes de particularidades en el poco espacio que tenía la guitarra, en un grupo orientado a lo progresivo y hasta con aires clásicos soplados por su líder, el reconocido pianista y cantante principal, Gary Brooker.


Robin Trower.

Trower decidió en 1971 lanzarse por su cuenta. Formó su propia banda, acompañado por el baterista Reg Isidore y el ex bajista de Frankie Miller, James Dewar, quien se destacó también en la voz. Juntos, el trío causó una muy buena impresión con Twice Removed from Yesterday de 1973, un disco con un estilo dividido entre un rock and roll clásico y movido, y por otro lado canciones como I Can't Wait Much Longer, abriendo, como también Ballerina, hacia el final, que reflejan el estilo de este grupo. Saben crear una atmosfera de paz y elevación con simples efectos en la poderosa voz de Dewar y armonías en guitarra que pueden acompañar este suave paseo o ser perforantes en ocasiones de tensión, envueltos en el raid de Isidore. Durante estos primeros años se presentaron en vivo en todo el Reino Unido y Europa, siempre con puestas simples, dejando que la suprema expresividad facial transmita todo lo que se puede sentir con una guitarra.


Por otro lado, tenemos canciones como I Can't Stand it donde notamos claras influencias de Hendrix en la forma de la canción, logrando que incluso la voz tome tintes sueltos y relajados que rompen cierta dureza en su manera de cantar. Guitarra y batería en cortes unísonos definitivamente sí le dan fuerza a esta porción de rock sesentoso, que junto a Rock me Baby se acomodan muy bien en el medio del disco. Para su segundo disco de 1974, que recibe el nombre de la canción que nos convoca, podemos ver como sus talentos individuales estaban en camino a la perfección. En este camino, sedujeron a cientos de miles de fanáticos del rock cruzando al continente americano por medios de radiodifusión y sobre los escenarios, principalmente de la costa oeste.


Winterland Ballroom de San Francisco fue una concurrida sala de conciertos durante toda la década del `70, y el lugar elegido para presentar Bridge of Sighs. Sin dudas una noche inolvidable para Trower. Cuenta en una entrevista que al finalizar la canción recibieron la ovación de mas de 5000 personas por 10 minutos. “obviamente fue mágico”, decía.


Ese impacto en los espectadores es logrado únicamente con el trabajo y dedicación de meses, según su testimonio, lo primero con lo que se encontró fue el inicio, un delicado punteo que parece deslizarse entre nota y nota, mientras suenan campanitas que si te perdés en su reverberancia, quedarás derretido como manteca al sol. Eso para comenzar. Definitivamente esto es lo que vas a recordar, porque apunta a lo profundo de tu cabeza, pero al entrar la batería de un golpe y la melodía del bajo, comienza a descender por todo tu cuerpo.


Dijimos que este trío es ideal creando atmósferas y también sensaciones, ahora, la letra de esta obra se va a encargar de hacernos viajar en el tiempo y a otra realidad, en unas pocas palabras.

El Puente de los Suspiros, en español, es un lugar histórico ubicado en Venecia, Italia. A pocos metros de la Plaza San Marcos, conecta la Corte del Palacio Ducal donde se imponían las más duras sentencias a los criminales del Renacimiento, con los calabozos, al otro lado del rio.

Fue bautizado con este nombre por Lord Byron, un escritor del Siglo 19, que imaginó que los presos que cruzaban por ahí suspiraban al saber que perdían su libertad, mirando por ultima vez el bellísimo paisaje veneciano y, probablemente, la ultima vez que miraban la luz del sol.

Esto se refleja de manera muy simple y concreta, algo difícil de lograr que alcanzó Trower al escribirlo, y que James Dewar nos lo hace llegar objetivamente, pero sin obviar sentimientos.


The sun don't shine El sol no brilla, The moon don't move the tides, La luna no mueve las mareas, to wash me clean para limpiarme. Why so unforgiving and why so cold Por qué tan implacable y por qué tan frío. Been a long time crossing, He pasado mucho tiempo cruzando, Bridge of Sighs. El Puente de los Suspiros.


Trower hace rugir la guitarra a medida que el riff avanza, mientras atravesamos paisajes sonoros surrealistas, marcados por las texturas del ambiente. La voz y el bajo de Dewar hacen muy bien su laburo en sus respectivos roles; canta complementando perfectamente lo que propone esta guitarra hipnótica, y no podemos ignorar sus habilidades como bajista, es tan bueno técnicamente como marcando el groove.


Dicho esto, Reg Isidore definitivamente no se queda atrás. Sí, la canción es lenta, pero ir despacio no es tan fácil como pueden pensar. El ritmo ideal para la mayoría de los músicos es de alrededor de 112 bpm. y esta canción está entre los 45 y 50, y lo logra mantener nuestra atención sin mayores problemas. Uno de los principales motivos se puede deber a los sonidos que complementan el ambiente, sin esto y yendo a este ritmo, probablemente nos daría sueño, pero entre las agudas campanitas y el eco general en la voz y la guitarra, nos mantiene atentos.

Los platos en unísono con Trower en el puente de la canción (guiño guiño), son particularmente lentos, pero es esta ralentización lo que logra darle fuerza a la progresión de acordes que llegan al fraseo de “Bridge of Sighs”, donde James suelta ese suspiro que transmite, paz, melancolía y algo muy parecido a lo que los condenados podían sentir.


Llegando a la segunda parte de la canción, se suma el constante efecto del viento que tiene su lógica cuando James canta “Sopla el viento frío, y los Dioses miran hacia abajo con ira.” Comenzando suave y en aumento hacia el final, cuando quedamos envueltos en él los últimos 10 segundos que se hacen eternos y realmente uno no quiere que terminen. Algo muy común en este grupo es que el solo quede para el final dándole una conclusión a la melodía. Trower entra con un conjunto de acordes en novenas para luego deleitarnos con sus habilidades que, en esta canción se centra en el efecto de relajación y sensación de acunamiento y contención, en relación al tema tan duro y real que se trata en la letra.


Complementando e insistiendo en el sentido de que esto no tiene que llegar a dormirnos, aparecen notas como destellos y explosiones en los crash de Isidore que siempre logran transmitir fuerza que quizás refleja el enojo y las ganas de romper las cadenas de un preso para poder saltar al agua; de manera inútil porque la melodía y el viento nos siguen llevando para adelante, a un destino que ya fue condenado.


En conclusión, este éxito y obra maestra de Robin Trower lo trasladó del estilo progresivo que supo tocar, a un Blues Rock con influencias entre lo Funk y lo Jazzero y aunque muchos lo llamen “el Hendrix blanco”, sabemos que su estilo es único por todo lo que concentra.

Este disco y en particular esta canción es altamente recomendable para todo aquel que sepa elegir el momento para sentarse cómodamente a disfrutar de una nueva experiencia.





 
 
 

Comments


  • White YouTube Icon
  • White Twitter Icon
  • White Instagram Icon

© 2018 por Seminario de Música Popular. Universidad Nacional de San Martín. Plataforma de Wix.com

Suscribíte a nuestro newsletter

bottom of page