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El Ave Andrés

Constanza Morón

Actualizado: 20 nov 2018


Cuando su papá le regaló una armónica a los 12 años, Andrés Ciro Martínez comenzó con la música. A los diez años tomó el escenario de la escuela y por primera vez sintió como lo ovacionaban. Cuando somos pequeños, nos preguntan qué queremos ser cuando seamos grandes: algunos dicen bombero, otros policías, otros salvar vidas. El pequeño Ciro quería ser aviador y, como una paradoja de la vida, con su música logró volar.

Lo que no tenía en sus planes era que se dedicaría a esto, el rock. A los quince años se dio cuenta definitivamente de lo que quería hacer: estar cantando frente a mucha gente en las tablas de un escenario.

Corría el año 1988, en un contexto en el que el presidente de la nación Raúl Alfonsín instauró el Plan Primavera para tratar de superar los problemas económicos del país, los disturbios en las calles y el malestar de la gente se hacían cada vez más visibles, y cuatro pibes de barrio decidieron juntarse y conformar una banda. Pero esta banda iba en paralelo con la situación del país, no avanzaba. Fue entonces que, en 1989, llegó Ciro para traerles un poco de calma y comenzó a formar parte como cantante de este grupo formado por adolescentes: Los Piojos.

Entre sus influencias se encontraban músicos y bandas como Pappo, David Bowie, los Rolling Stones, AC/DC, pero lo que nunca se imaginó aquel (ya no tan) pequeño Ciro fue que en 2006 tendría la oportunidad de tocar como telonero de una de sus bandas influyentes: los Stones. Mick Jagger se acercó a ellos para sacarse una foto y les dijo: “Los Piojos, good”. Ni en su sueño de aviador Ciro creyó que iba a volar tan alto.

Muchas veces la lucha de egos hace que las cosas no funcionen de la mejor manera, más allá de lo musical. Empezaron como un grupo de barrio que nunca se imaginó la magnitud de lo que podían llegar a conseguir, pero fue por esta misma razón que el conjunto Los Piojos decidieron separarse en 2009, después de haber logrado éxitos como Chac tu Chac, Ando Ganas, Bicho de Ciudad, entre muchas otras.

La bronca, el deseo de no parar, las ganas de seguir adelante del hincha de Boca, fanático del mate amargo, fue tanta que decidió hacer un casting para conseguir nuevos músicos y así formar una nueva banda en 2010. Ese mismo año, el artista solista más exitoso, Paul McCartney, lo eligió entre una lista extensa de bandas para ser soporte en su show.

Entre sus musas inspiradoras se encuentran su madre, dos novias que tuvo cuando era joven a las que les dedicó canciones como “Ay, ay, ay” o “Insisto”, la mamá de sus hijas Katja y Manuela, la madre de su hijo Alejandro y Julieta Cardinali, única famosa con la que salió.

El nombre de la banda “Ciro y los Persas” surge, como todo en su vida, desde la infancia. En el colegio lo cargaban por llamarse igual que uno de los reyes persas, Ciro. Entonces, al momento de elegir un nombre para la banda que él mismo había formado, su propia historia tuvo el papel protagónico.

A lo largo de su trayectoria, fueron varios los músicos que tuvieron el honor de formar parte de los persas. Juan Gigena Ábalos con su guitarra fue el que acompañó a Ciro desde Los Piojos. Luego se sumaron “Broder” Bastos, actual bajista y encargado de la guitarra acústica, Julián “Lulo” Isod, en la batería, Miguel “Chucky” de Ipola, tecladista que estuvo en Los Piojos un largo período de tiempo y después de la ruptura se unió a la banda de Ciro, años después seguiría su carrera de solista dándole lugar a Diego Mano, quien tiempo después dejó los persas y en su lugar entró Nicolás Raffeta, quien sigue hasta la actualidad, y Juan José Gaspari, que se alejaría de la banda para seguir su carrera en Jóvenes Pordioseros y darle lugar a Rodrigo Pérez, actual guitarrista.

El anhelo de todo piojoso (como le ha pasado también a todo ricotero) es que en algún momento vuelvan a juntarse, pues muchas veces, la separación de una gran banda que genera una identificación propia, suele afectar más a sus seguidores que a los propios integrantes. La realidad es que luego de la separación de “Los Piojos”, cada vez que le preguntan, Ciro descarta la posibilidad de que se vuelvan a juntar.

Los dos primeros álbumes de Ciro y los Persas, Espejos y 27, fueron disco de oro a la primer semana de ser lanzados ya que, si bien musicalmente las canciones suenan distinto a lo que eran Los Piojos, mantienen esos rasgos tan particulares de Andrés Ciro.

En tres años (2015-2018) salieron a la venta “Que placer verte otra vez”, Naranja Persa y Naranja Persa 2. En sus primeros discos la producción musical estaba a cargo de él mismo, luego se asoció con el cantante de Los Pericos y hoy en día uno de los productores más importantes, Juanchi Baleirón, quien se atrevió a comparar su trabajo con Ciro con el Don Was y Kaith Richards en los Stones. A su vez, están compuestos de una gran variedad musical, que va desde blues, reggae, R&B y algo de pop, pero lo que sin duda abunda es el Rock & Roll.

En sus nuevos discos, a Ciro se lo nota como si se hubiese sacado un peso de encima, liberado, extasiado por las ganas de seguir haciendo lo que ama. Como el Ave Fénix, que renace de sus cenizas con más fuerza, volvió a llevarse el mundo por delante. Al respecto, Ciro declaró en Clarín hace un par de meses: “Es un momento de la vida en el que son muchas las preguntas para hacerse. Tiene que haber una voluntad de continuar, buscar, descubrir, sorprenderse. De eso se trata estar vivo”.

Entre tantas opciones, para seguir destejiendo el trabajo artístico (su capacidad compositora e interpretativa) de este fanático hincha de Boca Juniors, vamos a detenernos en una sola canción: Luz. Un título tan corto para una canción que dice tanto.

“Luz” es uno de los diez gajos que tiene Naranja Persa, tercer disco de estudio (y primero doble) que presentó en noviembre de 2016 en el estadio Vélez. ¿Por qué doble? Porque el álbum fue editado en dos partes cuyo primer disco es este y el segundo, que completaría la mitad de la “naranja”, se editó en el 2018.


Tiene un sentido que va muy acorde con la coyuntura política y social de Argentina. En este rock, Ciro comparte autoría con su exmujer Carolina de la Presa y su hija Manuela Martínez de la Presa. Teniendo en cuenta el año en el que salió, la canción habla de “resistir”, “aguantar”, lo que perfectamente encaja con la época de revueltas que se viven en las calles. La canción surge de una propuesta que le hacen al líder de la banda por una situación específica que se estaba viviendo en la provincia de Chaco, Ciro cambió la letra para que se pueda relacionar con cosas más generales y no tan puntuales. Si bien es una canción que está compuesta en tonos mayores, tiene un sentido de lucha, muy profundo. Ahí es donde se arma el complemento perfecto, ya que si bien la canción por su letra tiende a ser más “triste”, su sistema tonal es mayor, que le da un sentido más rápido, más activante, capaz de producir emociones positivas, y es ahí, en esa contradicción donde se produce el equilibrio.

En cuanto a su textura, Luz es una melodía acompañada. Guitarras al frente, vientos bien dispuestos para cuando hacen falta, el bajo, la batería y el teclado sosteniendo la estructura con una solidez y una precisión dignas de envidiar sobre todo porque por más de que sea un álbum de estudio, en vivo suenan de la misma manera. Los enlaces entre las secciones se producen a través de puentes con los instrumentos antes mencionados más la suma de un órgano nord que incita a cantar lo que viene “a los gritos” y con sentimiento.

Continuando con lo antes expuesto, esta canción no deja de lado el momento social que se está viviendo en Argentina, Ciro elige utilizar onomatopeyas para dar ese mensaje de fuerza, cuando dice “ooohh tiempo de aguantar, oeoeoeoeo” sabe que posiblemente en vivo se armará un pogo como aquellos que se armaban en los recitales en vivo de Los Piojos. Si bien comienza en un tempo más bien lento, tiene una melodía ascendente.

Debido a que fue originalmente creada para ser la música de un documental, esta canción cuenta con una continuidad que direcciona la atención, induce a estados de ánimo y comunica significados, como indica Cohen sobre los elementos que se le debe proveer a una escena de película.

¿Casualidad o Causalidad?

Esta canción se parece mucho en su melodía a Sígueme de Manuel Carrasco presentada en 2008. Esta noticia no tuvo mucha repercusión en los medios ya que todos conocen la forma de trabajar que tienen tanto Andrés Ciro como Juanchi Baleirón. Pero lo que sí es cierto, es que si uno escucha la canción del cantautor español, la melodía y sus candencias tienen cierta similitud aunque en su letra no se parezcan en absoluto.

Para corroborar esto, hay que escuchar Luz. No sólo porque es una linda canción, si no por que además Ciro con sus canciones sabe atravesar todos los cuerpos. Impregna sensaciones. Y como bien lo supo hacer con Los Piojos, Ciro y los Persas crean identidad más allá de su música.



 
 
 

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